Los trabajos de excavación de la última década han proporcionado el descubrimiento de un campamento de neandertales casi intacto en los yacimientos de calvero de la Higuera, en Pinilla del Valle (Madrid), que ahora, por fortuna para el viajero amante de la historia, es visitable.
Entre 1979 y 1989, un equipo de paleontólogos de la Universidad Complutense de Madrid, dirigido por Francis Álvarez, organizó varias campañas de excavación en el yacimiento de la cueva del Camino, muy cerca al embalse de Pinilla del Valle. Los trabajos sacaron a al luz una excepcional colección de restos fósiles de herbívoros y carnívoros que inicialmente fueron atribuidos, en su acumulación, a la actividad de los «homínidos neandertales».
Un cubil de hienas en el inicio del Pleistoceno Superior, hace unos 100.000 años, aportaron en la cueva del Camino un par de molares de Homo neanderthalensis, junto a restos principales de gamo, Dama dama, entre los herbívoros, y de hienas, entre los carnívoros.
Ya en 2002 se apreciaron indicios de un nuevo yacimiento, esta vez arqueológico, en la ladera del mismo montículo, el calvero de la Higuera, erosionado lateralmente por el arroyo de Navalmaíllo. Las excavaciones realizadas desde entonces han permitido descubrir que el yacimiento era un campamento de neandertales, que se cobijaron al amparo de un abrigo rocoso con más de 350 metros cuadrados de extensión.
La caída de los bloques de la cornisa saliente en el abrigo ha protegido casi íntegramente los restos que nos dejaron los homínidos, en dos ocupaciones muy lejanas en el tiempo, aunque superpuestas. El nivel F tiene una antigüedad de unos 77.000 años, y el nivel Alfa de unos 45.000. Solo un pequeño horno para hacer cal ha alterado parcialmente la disposición de los restos tal y como los dejaron los neandertales.

La industria lírica de Navalmaíllo presenta una gran cantidad de lascas y otros utensilios retocados con filos denticulados y muescas que sirvieron para cortar la carne y trabajar la piel y la madera, como señalan todos los estudios de arqueología experimental. Dicha industria se encuentra en torno a los hogares que los homínidos utilizan para cocinar, calentarse, alumbrar, secar, ahumar, protegerse, comunicarse… El hogar era el centro de la vid de los neandertales, como es habitual en todo grupo de cazadores-recolectores.
Fue también en 2005 cuando se descubrió la cueva de la Buena Pinta, a la que bautizaron así por razones obvias. En esta cavidad se encontraron, por debajo de un nivel holoceno con un enterramiento de la Edad del Bronce, un importante cubil de hienas, muy interesante porque abarca un momento más frío que la cueva del Camino, y por ello con especie de clima más frío, como la pika o liebre silbadora y la liebre de montaña o variable.
Además, en la cueva de la Buena Pinta aparecieron otro par de molares neandertales, también aportados por las hienas hace unos 60.000 años. Esta cueva fue, asimismo, ocupada por los neandertales con anterioridad, en cronología aún imprecisa pero de clima, flora y fauna bastante más cálidos.
La cueva Descubierta fue así bautizada porque sus techos han sido erosionados. Hay dos miembros estratigráficos, uno inferior, perteneciente al Pleistoceno Medio, y un miembro superior, con ocupación musteriense durante el Pleistoceno Superior, en el que se hallaron restos de una posible inhumación infantil, claramente neandertal, con manifestaciones de los que que parece ser un ritual complejo que sigue en fase de estudio.

El valle del Lozoya es el valle de los neandertales. Lo habitaron durante al menos 200.000 años y, sin duda, tuvieron momentos mejores que otros debido a las grandes fluctuaciones climáticas habidas durante buena parte de las glaciaciones Riss y Würm, con su correspondiente interglaciar.
La escena faunística del valle en su conjunto sería espectacular, dándose la mano faunas de climas fríos y cálidos, seco y húmedo, según el momento, pero ofreciendo la convivencia de grandes herbívoros hoy africanos o europeos, como rinocerontes de estepa, ufos, bisontes, caballos, asnos, cérvidos o rebecos, y la estampa más espectacular de carnívoros: leones leopardos y hienas, juntos a osos, lobos, cupones o perros rojos, y linces.
Los yacimientos musterienses (120.000-40.000 años a.C.) y paleontológicos del calvero de la Higuera (Pinilla del Valle, Madrid) se han musealizado para su visita y disfrute público. Sin embargo, como todos los yacimientos pleistocenos, requieren de un centro de interpretación que facilite su comprensión. El parque está limitado a seis visitas guiadas diarias, con un máximo de 150 personas en total, que permitan garantizar su conservación. Para visitar los conjuntos es necesario reservar previamente a través de la página web www.elvalledelosneandertales.com.
Una visita imprescindible, como la que hay que hacer a la cueva asturiana de El Sidrón, que alberga el yacimiento nenadertal más importante de toda la Península Ibérica.
https://youtu.be/HVM6ZLmz5dw
Cómo llegar: Se deja el coche en el punto de encuentro de Pinilla del Valle junto al embalse, y desde allí con el grupo y el guía caminando alrededor del embalse, a unos dos kilómetros, se llega al yacimiento. La visita dura unas dos horas.
Dónde dormir: Casas Rurales El Embalse; Travesía de los Artistas, 9; 28749 Pinilla el Valle (Madrid); teléfono: 608670770.
Dónde comer: El Corralón del Embalse; C/ Presa, 26; 28749 Pinilla del Valle (Madrid); teléfono: 918693438.