Fue el primer emperador que tuvo Roma. Octavio Augusto se convirtió en el sucesor de Julio César en el 27 a.C. y tuvo un papel preeminente en la integración de Hispania dentro de aquel gran Imperio de la Antigüedad, gracias al respeto a las costumbres y tradiciones del pueblo hispano. La relación que el emperador tuvo con nuestro territorio fue muy estrecha. Entre otros logros, Octavio lideró las tropas romanas que pusieron fin a las Guerras Cántabras y fundó la Colonia Augusta Emeritana, constituyendo la ciudad de Mérida como capital de la provincia lusitana. En toda su trayectoria como máximo dirigente del Imperio Romano, Octavio Augusto visitó en tres ocasiones Hispania por distintos motivos que ahora se transmutan en ruta para disfrute del viajero amante de la historia.
Las evidencias disponibles hasta la fecha sobre estos viajes muestran que uno tuvo lugar en vida de César y los otros dos después de febrero del año 27 a.C. El primero de ellos está fechado en el 45 a.C, cuando se reunió con Julio César cerca de Calpia, al sur de la Bética, y junto con él se detuvo más tarde en Carthago Nova (actual Cartagena) para atender a asuntos de administración y justicia cuando regresaban de Gades a Tarraco. Octaviano marchó apresuaradamente de Italia a Hispania; al llegar a Tarragona supo que César ya no estaba allí marchó al sur.

El viaje dio a Octavio la oportunidad de intervenir en asuntos de las ciudades de Hispania, en lo que habría de ser el prólogo de una larga serie de actuaciones. En el 45 a.C. concedió audiencia a los saguntinos, que pretendían de César la retirada de unos cargos que no conocemos; Octaviano actuó como su portavoz y consiguió el perdón de César para ellos. Debió actuar de mediador ante César para defender los intereses de una ciudad que había tenido algo más que simples veleidades pompeyanas, y el éxito de su intercesión le habría proporcionado una relación directa con la élite local, que permitiría a los saguntinos mantener su posición de privilegio en la costa mediterránea y a Augusto crear su primera clientela urbana en Hispania.
El segundo desplazamiento tuvo lugar entre los años 27-24 a.C con motivo de dirigir personalmente la dirección de la guerra contra cántabros y astures en el norte de Hispania. En este momento, aquejado por la enfermedad, Octavio se vio obligado a retirarse en el 26 a.C a Tarraco, ejerciendo in absentia el 9º y parte del 10º consulado. Este viaje es de vital importancia para el pasado de Hispania, ya que coincide con la fundación de Augusta Emerita al licenciar en el 25 a.C a sus soldados veteranos.
Este largo viaje de cerca de tres años es del máximo interés en lo relativo al proceso de reorganización administrativa y jurídica de Hispania. En su segundo viaje a Hispania, el primero como gobernante en solitario, aparte de fundar la actual Mérida, Octavio permitió el nacimiento sobre la costa mediterránea de la colonia Iulia Ilici (La Alcudia de Elche), donde se realizó una segunda deductio de veteranos, tras la cual la ciudad añadió el epíteto Augusta a su nombre para convertirse en la colonia Iulia Ilici Augusta.
El tercer viaje de Octavio a Hispania se dio del 16 al 13 a.C, tras venir de las Galias. Fechó su estancia los días 14 y 15 de febrero del 15 a.C en el Bierzo desde donde se redacta el Edicto o Tessera Paemeiobrigensis y las fuentes aseguran que se colonizaron numerosas ciudades íberas. El viaje concluyó el año 13 a.C. con el regreso a Roma, como sabemos por Dión Casio y con la iniciativa del Senado romano de construir un altar a la paz, el Ara Pacis.
Este tercer desplazamiento debió ser un momento clave para el proceso de integración jurídica de las ciudades hispanas. No solo sirvió para impulsar las reformas jurídicas que eran estricta consecuencia de las guerras cántabras, sino también para decidir cuestiones sobre límites y establecer regímenes tributarios, asuntos ambos que constituyen el contenido básico de la Tessera Paemeiobrigensis. La colonización de urbes se inició con Segóbriga y Iuliobriga, a las que quizás se añadió Ilunum (El Tolmo de Minateda, Hellín, Albacete)

Con el tercer viaje podemos asociar también la fundación de Caesaraugusta y seguramente la de Barcino. Menos claro parece el asunto de Corduba, colonia patricia, en la que algunos historiadores consideran que pudo haber un asentamiento de veteranos durante el tercer viaje de Octavio, sin que ello signifique vincular este acontecimiento con un cambio jurídico fechado con tanta precisión. El privilegio colonial o municipal no era una concesión del estado romano, sino un obsequio que dependía directamente de la voluntad del Prínceps.
El fortalecimiento de los lazos clientelares entre el monarca y los ciudadanos pasaba porque aquél apareciera como tutor efectivo de su situación jurídica, como auténtico responsable de la obtención de sus privilegios, como aglutinante de todo el poder imperial que se manifestaba exteriormente en la fuerza militar de un ejército que había concluido la guerra en la cornisa cantábrica. A los componentes religiosos, políticos y militares que fueron formando la imagen del poder imperial ante los provinciales se añadió así una relación directa entre la voluntad imperial y la situación jurídica de las comunidades.
Dónde dormir: Hotel NH Puerta de Sagunto; Av Ojos Negros, 55; Sagunto (Valencia); teléfono: 962698384.
Dónde comer: Restaurante Abayarde; Calle Peroniño, 60; Cartagena (Murcia); teléfono: 968529063.