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En 1858, por mera casualidad, se encontraron en Guarrazar, en el término municipal de Guadamur, provincia de Toledo, varias coronas votivas, cruces y cadenas de oro. Aparecieron después de que unas lluvias torrenciales levantaran el terreno donde se asentaba el monasterio de Santa María de Sorbaces, una antigua necrópolis visigoda.

Las coronas y el resto de piezas permanecían ocultas en dos pequeñas cajas revestidas de hormigón romano, el opus caementicium, junto al esqueleto de un presbítero de nombre Crispinus. Las coronas de Recesvinto y Suintila, antiguos reyes godos en la Península Ibérica, son las dos piezas más destacadas del tesoro hallado en Guarrazar. La primera puede apreciarse en todo su esplendor en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid (MAN), mientras que la de Suintila fue robada en 1921.

Las coronas contienen elementos que traen de cabeza a los historiadores. Sobre todo por el origen de las piedras de vidrio realizadas mediante silicato de plomo. La evidencia histórica más añeja que nos ha llegado de esta técnica de fabricación viene recogida en un tratado italiano de 1612 llamado El arte de la vidriería. Es decir, mil años después de que los visigodos confeccionaran sus coronas votivas con vidrio de plomo. ¿Cómo es posible? Este ornamento está decorado, además, de zafiros de Sri Lanka, esmeraldas, amatistas, perlas o calzadonias azuladas.

Después de ciento cincuenta años de especulaciones sobre la procedencia del tesoro, cuya riqueza ha inducido a muchos historiadores a pronunciarse sobre su vinculación a alguna de las importantes basílicas de Toledo, las investigaciones arqueológicas que se llevan a cabo en la actualidad en Guarrazar están permitiendo trabajar con la hipótesis de que todo el tesoro habría pertenecido a una rica e influyente basílica que se encontraba en este lugar, probablemente, denominada Santa María in Sorbaces.

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Vista aérea del yacimiento toledano de Guarrazar./ guarrazar.com

Ligado a la realeza visigoda

Las ricas coronas donadas por los reyes Suintila y Recesvinto, junto a una tercera de similares características, que hace pensar en su pertenencia a otro rey, plantean la posibilidad de que la iglesia y monasterio que existieran en este lugar hubieran tenido alguna vinculación con la realeza visigoda.

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Llegados a este punto sobre el Tesoro de Guarrazar, ¿quién lo ocultó y con qué motivo? En el libro El secreto del Temple, sus autores, Lynn Picknett, Robert Lomas, Oddvar Olsen y Stephen Dafne, sugieren que los caballeros templarios trabajaron en los antiguos dominios de los visigodos y mantuvieron íntimas relaciones con familias cuyos antepasados se remontaban hasta la desaparición de los reinos godos, por lo que bien pudieron tener noticias del lugar en donde se encontraba su antiguo tesoro. Precisamente, el tesoro encontrado en Guarrazar es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes pertenecientes al siglo V.

Mientras, en Los guardianes del secreto: La revelación del mayor enigma de occidente, de Lorenzo Fernández Bueno, se comenta que el hallazgo del Tesoro de Guarrazar hizo pensar que las coronas godas siguieran la ruta hacia Andalucía, y en su huida, los custodios del mismo lo fueron enterrando en lugares clave y de difícil localización.

Odisea viajera

El transitar de ambos tesoros fue digno de guion de Hollywood. Tras diferentes ventas clandestinas a joyeros, el lote de piezas se vendió al gobierno de Francia en 1859, y fue expuesto en el Museo Nacional de la Edad Media, de París, hasta que en 1941 se hizo un canje de obras entre las que se entregaron a España seis de las nueve coronas que integraban el conjunto. Ahora se pueden ver expuestas en el MAN.

El análisis científico del tesoro de Guarrazar iniciado en 1995 proporcionó interesantes resultados. Un importante equipo multidisciplinar de Bélgica, España y Francia, dirigidos y coordinados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) dio a conocer aspectos relacionados con la composición de los metales y las técnicas de su elaboración, así como el origen de las gemas, que en el caso de los zafiros proceden de la antigua Ceylan (Sri Lanka) y las esmeraldas de minas de la zona del Tirol austriaco.

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En el yacimiento toledanos se sigue trabajando en busca de más restos del pasado./ guarrazar.com

Vínculos con la Mesa de Salomón

El rastro del Tesoro de Guarrazar nos lleva por la senda de una posible vinculación con la cercana iglesia de Santa María de Melque que, según algunos historiadores, podría albergar la mesa del rey Salomón. La leyenda dice que con la derrota de los visigodos por parte del ejercito musulmán en el año 711, Don Rodrigo, el último rey godo, huyó con el tesoro de su dinastía y logró esconderlo en las inmediaciones de los Montes de Toledo. Esta teoría quedaría avalada tras el hallazgo del Tesoro de Guarrazar, que contenía varias coronas y objetos de valor histórico.

Puedes leer este capítulo en mi libro Lugares mágicos de España: Los mayores enigmas de la arqueología peninsularEl yacimiento de Guarrazar: el tesoro de los godos 1 (Guante Blanco) Se trata de uno de los 18 hitos de nuestro pasado que más misterios encierra. Además, están recopilados otros escenarios históricos de indudable interés: Los Toros de Guisando, el santuario de Santa Eulalia de Bóveda, los dólmenes de Antequera…

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