En Doña Blanca se han localizado los restos más extensos y mejor conservados del urbanismo fenicio arcaico de todo el Mediterráneo central y occidental. Se disputa, junto con Cádiz y el cerro del Castillo (Chiclana) ser la ciudad fenicia más antigua que se ha encontrado hasta el momento en la península ibérica. El yacimiento se localiza en el castillo de Doña Blanca, que toma ese nombre porque, según la tradición, en esta fortaleza (siglo XIV ó XV) padeció cautiverio doña Blanca de Borbón (esposa de Pedro I de Castilla)
El yacimiento fenicio del castillo de Doña Blanca, que alcanza las seis hectáreas de extensión, se sitúa a los pies de la pequeña sierra de San Cristóbal, en la localidad de El Puerto de Santa María. Se extiende ante una extensa llanura de marisma y salinar, en gran parte colmatada por los aluviones del río Guadalete. Un lugar idóneo para divisar a lo lejos, y en todas las direcciones, al enemigo o al amigo.
Los restos de casas del siglo VIII a.C. se encuentran al exterior del primer recinto amurallado y próximas al puerto comercial. Las viviendas se disponen aprovechando las ladera, mediante un sistema de terrazas artificiales. Tienen tres o cuatro habitaciones con zócalos de arcilla y encalados, hogares para el fuego, bancos a lo largo de las paredes, suelos de arcilla roja y techumbre de cubierta vegetal.
Casi todas contaban con su propio horno de pan. Básicamente este tipo de viviendas se mantiene en los restos del urbanismo de época tardía (siglos IV y III a.C.) En este tiempo se detecta la presencia de lagares, piletas en las que se realizaba el pisado de la uva.y calles bien delimitadas.

Desde sus comienzos la ciudad fenicia se fortificó con una recia muralla con bastiones. Se alzaba directamente desde el terreno natural y está construida con mampuestos irregulares trabados con arcilla roja; en las zonas excavadas se conserva una altura de 3 metros. La muralla estuvo en uso hasta el siglo VI a.C. En el siglo V a.C. se dotó a la ciudad de una nueva muralla que solo en parte reaprovechaba la anterior. Finalmente en los siglos IV-III a.C. se construyó el último y más reciente recinto fortificado.
Delante de la muralla se ha localizado un foso arcaico en forma de V excavado en la roca y de una anchura de 8,5 metros. En la falda de la sierra de San Cristóbal se extiende una enorme necrópolis de cien hectáreas. En la esquina sudeste de la antigua ciudad fenicia se advierte la presencia de un espigón alargado que conducía a la zona portuaria, de unas seis hectáreas del extensión, con grandes naves alargadas que albergarían las embarcaciones en épocas no navegables y otras cuadrangulares para el depósito de mercancías.
No obstante, los restos más antiguos encontrados en Doña Blanca pertenecen a una fase tardía de la Edad de Cobre, a finales del III milenio a.C. De este periodo se han excavado algunos fondos de cabaña dispersos por la base del yacimiento que se adaptan a la topografía original del terreno y que son un tesoro de la arqueología.

Sobre el año 1100 a.C. aparecieron los fenicios por las costas de la península ibérica, pueblo mercader procedente del actual Líbano, quienes hallaron en las costas andaluzas un lugar excelente para crear factorías, es decir, pequeñas ciudades como punto de apoyo para establecer relaciones comerciales por la región. Así, fundaron Gadir (quizás la ciudad más antigua de Occidente) y otras muchas factorías en la costa: en Fuengirola, Benalmádena, Motril, Huelva y otras localidades existen restos fenicios que prueban la estancia de este pueblo en la costa andaluza.
Los fenicios, pueblo eminentemente comerciante y marinero, introdujeron la moneda y el alfabeto entre los pueblos andaluces, además de, según algunos historiadores, de erigir el popular templo de Hércules en Sancti Petri. Otros lo consideran de origen púnico o cartaginés. Desde el siglo VIII a.C. griegos y fenicios encontraron en el misterioso reino de Tartessos un auténtico El Dorado, capaz de abastecerles de jugosas materias primas como cobre, estaño oro y plata.

La ciudad, fenicia y turdetana, con un pasado tras de sí tan relevante, se abandonó a fines del siglo III a.C., hasta la llegada de los romanos a la Península Ibérica con motivo de la segunda Guerra Púnica. Durante cinco siglos de ocupación ininterrumpida, la ciudad sufrió varias remodelaciones urbanísticas y la construcción de otras dos murallas. Con posterioridad le sucedió la ocupación en época islámica, desde el siglo VIII al XII-XII, del Castillo de Doña Blanca, y más tarde la construcción de la ermita almohade de planta de cruz griega, confundida con una torre defensiva que da nombre al yacimiento.
La provincia de Cádiz es una mina en lo que se refiere a yacimientos y conjuntos arqueológicos de remoto pasado. Junto al fenicio de Doña Blanca, el viajero amante de la historia tiene la oportunidad de disfrutar de los restos de la ciudad de Carteia (San Roque), la ciudad de la Antigüedad más importante del Campo de Gibraltar durante más de mil años y que se convirtió en la primera colonia latina fuera de Italia en el año 171 a.C. O bien se puede decantar por visitar Baelo Claudia, ciudad romana fundada en el siglo II a.C. y que conserva la fama de ser el mejor productor de garum de todo el Imperio Romano.

Dónde dormir: Hotel Los Cántaros; Calle Curva, 6; 11500 El Puerto de Santa María (Cádiz); teléfono: 956540240.
Dónde comer: Restaurante El Faro del Puerto; Ctra. de Fuentebravía, km 0,5; 11500 El Puerto de Santa María (Cádiz); teléfono: 956870952.
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